jueves, 20 de octubre de 2011

parte de un trabajo más grande

Últimos recuerdos.
(Fragmento de tierra libertad).
The war is over (if you want it).
John Lennon y Yoko.

-¿Dónde estoy, qué ha pasado? ¿Qué le pasó a ... -
Dejó de hablar recostado boca arriba con la mirada fija al cielo. Un cielo particular, casi hecho para ser lo último que viera. Ella que le dijo que viera al cielo por lo menos una vez al día, escogió a su día de gloria para hacerlo. Muchos de sus deseos jamas se cumplieron pero se que el último el deseo de no morir solo se cumplió. Ella sostuvo su cabeza por una hora, sin que nadie les pudiera ayudar. Por estar en medio de una de las zonas de mayor conflicto. Yo tuve el privilegió de acompañar a la pareja. Cuando llegaron a ayudarnos sus ojos no volvieron a abrirse jamas. Y ella sólo derramo una lágrima sobre él.


Yo no conozco su nombre por que al igual que muchos conozco su apodo “El Afgano”. Por sus rasgos árabes y su actitud combativa. Siempre luchando contra fuerzas mucho más poderosas que él y que nosotros. Siempre peleando por causas justas y de bien común. No vimos hasta donde llegaría él para conseguir sus objetivos. Fue más allá de lo que otros , incluso yo, nos atreveríamos a ir, una voluntad hecha de acero. La política tradicional y los sistemas ya establecidos siempre le provocaron asco y repudio. Cometimos el error de subestimar su pasión y sus razones por ser tan radical. Lo descalificamos; subestimamos las consecuencias que él nos advertía. Su compromiso mortal con la lucha nos espantaba. Pero su ejemplo debió de ser escuchado antes. Él no tenia por que haber caído de ese modo.

Mucha de nuestra gente, muchos que no son activistas y ahora mismo nos dan la vuelta pelando con congruencia. Peleando por un cambio de verdad inspirados en el ejemplo público de dos contra muchos. Nos ha hecho ver mal a los que por mucho tiempo nos hemos llamado activistas. Éstos que ahora bien organizados y siendo más. Reflejan el deseo y voluntad de cambio que no teníamos. Él al final de su vida usando toda su fuerza logro su más grande sueño. Él cambio el mundo. Y no cometió jamas el error de seguir vivo después de conseguirlo. Abrió miles de ojos al cerrar los propios y provoco una tormenta de gritos al no decir ya más. Su espíritu recorre las calles en mares de personas que exigen a diario un cambio verdadero.

¿Pero ella? Ella es la razón de la última felicidad de él. Con su beso de despedida consiguió darle paz. A un alma que vivió en guerra a diario. De ella se poco, sólo su nombre Violleta. Que sería del él sin ella. Su fantasma estoy seguro no sería tan poderoso sin ella. Como una diosa de tiempos ya muertos por la memoria del pueblo. Reavivo y elevo un simple guerrero al estatus de ejemplo. Como si su compañía y su acto de amor final por él fue la fuerza necesaria para expiar todos sus errores. Y hacerlo lo que hacia falta para triunfar en esta guerra contra la injusticia y la ambición desmedida.

Ella a la que evito descifrar en un plano de belleza común, por que después de ser testigo de su voluntad y pasión no podría. A mis ojos ha quedado mistificada. Recuerdo su expresión de calma a pesar de estar sosteniendo la cabeza de su amente entre sus piernas, bañado en propia sangre y moribundo. Cariñosamente acariciando su cabello despeinado, limpiando su rostro hinchado y sucio, mirándolo directo a los ojos. Los gritos, el combate, los disparos y las amenazas no evitaron que en medio de un campo de batalla urbano. Se diera su reconciliación. Su cabello castaño y largo cubría parcialmente su rostro lleno de tranquilidad. Él no dejaba de temblar, su brazo izquierdo estaba destrozado, pero con el derecho y haciendo un gran esfuerzo sostuvo la mano de su amada. Juntos eran la paz que nos hacia falta. La llama inicial de una lucha más grande. La parte esencial de un movimiento que necesitaba ser motivado.

Ellos son como es natural y en gran parte los padres de lo que sucede a nuestro alrededor hoy. Juntos como iguales se convirtieron en esperanza, vivieron un corto tiempo juntos, siempre en lucha. Murieron juntos por las heridas recibidas por parte del estado. Ella al final justo después de que su amado muriera. Lo abrazo fuertemente sin percibir sus propias heridas. Le susurro al oído lo justo para que yo lo oyera y nadie más. Sólo él y yo; - Te amo. Siempre te amé y se que tú a mi, es un hermoso día para estar juntos...- quedaron ahí como uno en medio de la calle. Con su sangre sudor y lágrimas juntas.

Tuve el privilegió de verles, de conocerles y de ser testigo. El ahora parece prometedor, el futuro tal vez venga y sea haga pasado, Antes de que en mi memoria se pueda borrar su rostro y la demostración de amor que tuvieron.